Ayer te vi. Te reconocí a pesar de lo mucho que has cambiado. Caminabas aprisa con las manos en los bolsillos de tu gabardina, mirando al suelo para evitar el azote del viento y la lluvia en la cara. Estabas flaco y avejentado. Pero aún se percibía algo del dandy que fuiste en tu forma de caminar y en el atuendo descuidadamente estudiado. Todo eso pude observar en los segundos en que nos cruzamos en la Gran Vía. No te diste cuenta. Seguías tan ensimismado como siempre. Ya no eres nada para mí pero durante un tiempo fuiste el centro de mi vida. Recuerdo con nitidez el día que descubrí la gran patraña que eras. Nunca me habías permitido entrar en tu estudio donde pasabas las horas encerrado. Era tu templo decías. Yo me tragué todo aquello. Tu fama de artista maltratado, con una obra muy por delante de su tiempo. Tan orgullosa de ti cuando me llevaste a aquella exposición dedicada a tu obra en una oscura galería londinense. Tu nombre no aparecía por ningún lado, pero es que tú nunca firmabas tus cuadros. Resultaba petulante, dijiste. Un día fui a buscarte. Llamé al timbre, nadie respondió. La puerta de la casa estaba abierta y la del altillo que daba a tu estudio, también. Entré. Me extrañó el olor o más bien la ausencia de el. No olía a pintura, ni a disolvente, solo a rancio, a aire estancado. No había pinceles, ni lienzos, ni caballetes, ni bocetos, nada. Un viejo televisor, un sofá, periódicos tirados por el suelo... Al salir tropecé con tu mirada aterrada. Caminé sin rumbo durante horas. Te dejé atrás, muy atrás. Ya no eras nada.
Despedida
Hace 8 años
3 comentarios:
Hasta me da pena el tío...Ella es una perdedora engañada, y al fin, victoriosa por su dignidad y el un vencedor en el engaño, y, al fin, perdedor por su patetismo. O asín lo veo yo...
Ah! Que ya has visto que tengo semi-domado esto... Sigo dando vueltas a mi futurible blog, te mantengo informada, chati
ya veo que tienes dominado lo de los comentarios. Espero ansiosa tu blog fotográfico o lo que quieras alumbrar ;-))
Publicar un comentario